INFANCIA (7-13 AÑOS) Y REDES SOCIALES: ¿EVOLUCIÓN TECNOLÓGICA O FRENO CREATIVO?

Internet y las redes sociales son herramientas que ocupan un peso cada vez más importante en nuestra sociedad. En este caso, las redes sociales son consideradas estructuras relacionales y de intercambio de información, conocimiento o cualquier otra materia entre las personas, grupos u organizaciones. Podemos distinguir entre dos grandes categorías principalmente. En primer lugar, los blogs personales (de opinión, educativos, turísticos, gastronómicos, de moda…), en los que el individuo es el protagonista. Y en segundo lugar, las comunidades online (Twitter, Facebook, Instagram…), en las que el peso del grupo es el personaje principal.

En el caso de las nuevas generaciones, actualmente son considerados nativos digitales, ya que han nacido y crecido en plena evolución tecnológica, haciendo uso habitual de las redes y estando totalmente familiarizados con esta era digital (Marcos, 2017). Tanto es así que, en un estudio llevado a cabo con 6.000 menores entre 6 y 11 años de edad en 31 países del mundo, muestra que el 44% cuentan con al menos un perfil en redes sociales. Si nos centramos en los menores españoles, esta cifra asciende hasta el 72% (Guerrier, 2019).

Por lo tanto, siendo las redes sociales una herramienta tan potente y tan peligrosa a la vez, ¿cómo puede afectar el uso de las mismas a los más pequeños de la casa?

Para poder llegar a una conclusión acerca de este tema es necesario comprender las características asociadas a los menores comprendidos entre los 7 y los 13 años. Estos se encuentran en su etapa de transformación entre la infancia y la adolescencia. En estas edades comienzan a aparecer relevantes cambios físicos y a su vez, un claro desarrollo psicológico relacionado con la capacidad de reflexión y formas de pensamiento abstracto (Lara, Cifuentes, Gómez, & Iglesias, 2018). 

Es en estas edades (10-13 años) cuando aparece la necesidad de pertenencia a un grupo. Esta necesidad comienza a ser considerada una necesidad biológica para distintos expertos, por la influencia que tiene en la identidad personal y social de las personas. Es así como esta identidad actualmente se puede ver constituida, en parte, por el uso de las redes sociales, y por tanto, la sensación de pertenencia y aceptación dentro de las comunidades online principalmente, se vuelve fundamental para muchos adolescentes. Esto entraña un peligro enorme si el menor no es capaz de ejercer autocontrol y saber diferenciar entre un buen uso o una dependencia excesiva de estas herramientas, con las consecuencias negativas que esta última idea puede suponer (Setién, 2017).

Álvaro Bilbao, neuropsicólogo experto en el funcionamiento del cerebro en menores, explica en el diario el ABC que una mala gestión del control y dependencia de las redes sociales están sujeta a consecuencias muy negativas, tales como la reducción de las horas de sueño debido al uso excesivo de estas herramientas, que desembocan en un peor rendimiento, mayor estrés y menor capacidad de concentración y por tanto, una minoración en la creatividad de estas personas que acaba reflejándose en fracaso escolar y problemas de conducta principalmente (Setién, 2017). 

Otra consecuencia negativa se relaciona con la mala gestión y uso de las redes sociales debido a la falta de educación e información sobre las mismas. En la actualidad, la mayoría de menores buscan aumentar su popularidad y su sensación de pertenencia grupal en redes sociales asociadas a comunidades online. Lo que muchos desconocen es que están exponiendo su vida en un mundo hostil donde prácticas como el grooming (adultos que se hacen pasar por menores para chantajear al menor para que éste le envíe fotos), la sextorsión o el ciberbullying (entre propios compañeros de clase) han aumentado cuatro veces más que hace a 10 años. Estas nuevas prácticas online se traducen en un aumento de la violencia relacionada con las ideas suicidas y las autolesiones en edades tempranas (ANAR, 2018).

Sin embargo, tanto en las comunidades online como en los blogs personales, se puede llevar a cabo un uso muy favorable de las mismas. Todos coincidimos en que son herramientas que favorecen la comunicación en todos los sentidos, así como la diversidad de información que podemos llegar a encontrar. Suponen una fuente de información cada vez más grande, también de entretenimiento (con plataformas como Youtube, por ejemplo). Incluso en aspectos académicos o laborales, muestran una oferta muy extensa. Además, favorece el contacto entre personas de una forma muy intuitiva e inmediata, y a nivel global, cosa que hace 30 años era impensable.

Por lo tanto, considero que, en la actualidad, no existe una base educacional estable y fuerte relacionada con las redes sociales en los menores, por lo que asocio los resultados hacia una pérdida de la creatividad y de otras facetas imprescindibles del desarrollo de estos menores, más que a un buen uso de las mismas. 

Es una cuestión de educación y formación de los menores, porque el entorno digital posee muchas herramientas favorables, pero en la actualidad muchos niños y adolescentes desconocen la aplicabilidad de las mismas, así como las consecuencias que hemos ido analizando anteriormente. Como medida de buena gestión de estas herramientas, los expertos consideran que los padres deben de ejercer mayor control sobre sus hijos en términos de edad de entrada en redes sociales (cuanto más tarde, más autocontrol poseerá el niño y más preparado estará para usar correctamente estas herramientas); número de horas en dispositivos electrónicos (sobrepasar las 2 horas tiene efectos relacionados con déficit de atención y disminución del rendimiento entre otros); y control de la actividad (ver quien interactúa con los menores, controlar la exposición de los mismos y sus formas de actuación en estas plataformas) (The Lancet, 2018).

Solo así, mediante este plan, se conseguirá reducir la violencia como consecuencia de las redes sociales, y cambiaremos la deriva de freno creativo hacia un progreso tecnológico eficiente para nuestros hijos.

Bibliografía

ANAR. (2018). EVOLUCIÓN DE LA VIOLENCIA A LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA EN ESPAÑA SEGÚN LAS VÍCTIMAS (2009-2016). Estudio, Fundación ANAR: Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo, Madrid.

Guerrier, J. (2019). Kids of the World. Viacom.

Lara, M. G., Cifuentes, V. d., Gómez, A. G., & Iglesias, F. G. (21 de junio de 2018). Las redes sociales en la piel. Pedriatía Atención Primaria, 20(78). Obtenido de https://pap.es/articulo/12655/las-redes-sociales-en-la-piel

Marcos, L. D. (2017). Menores en Internet y Redes Sociales: Derecho Aplicable y Deberes de los Padres y Centros Educativos. Agencia Española de Protección de Datos – Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado, Madrid.

Setién, M. (25 de septiembre de 2017). Redes sociales y adolescencia: ¿oportunidad o peligro? . ABC.

The Lancet. (26 de septiembre de 2018). Associations between 24 hour movement behaviours and global cognition in US children: a cross-sectional observational study. Lancet, 2(11), 783-791.

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